El dolor de no aprovechar el tiempo de estudio y ganar autonomía
¡Cuántos pequeños estudiantes necesitan aprovechar el tiempo de estudio y ganar autonomía! Muchos padres tenemos la suerte o la desgracia de observar cómo nuestros hijos malgastan su tiempo cada tarde a cuenta del estudio. Les vemos revolotear entorno a su mesa, pero no “sentarse” ni “asentarse”. Les sentimos divagar y perderse una y otra vez. Asistimos a una batalla con el absurdo y suspiramos por la llegada de cierta madurez que se retrasa. “¿Cuándo te vas a poner de una vez a estudiar?” Estoy pensando en chavales de más de 11 años.
Y si se ponen a ello, Los minutos se pasan, pero los deberes se atascan y el avance es lento, desesperantemente lento. A veces pensamos que inexplicablemente lento. ¿Por qué tardará tanto en hacer cuatro cosas? ¡Si se lo propusiera ya habría terminado hace dos horas!
Es tanta la irritación que terminamos por ponernos a su lado y marcarles el ritmo, empujarles a centrarse y terminar de una puñetera vez… aunque no sea la mejor opción. Sin duda que queremos educarles, echarles una mano para que intuyan cómo pueden ser las cosas si uno se pone realmente a ellas, sin marear la perdiz, sin dejarse llevar por cualquier cosa que no sea el objetivo. Pero probablemente así no consigamos el cambio esperado…
Cuando el estudio con los hijos fomenta la dependencia, apostar por la autonomía
Si tu hijo no se pone realmente a estudiar sin que un adulto esté a su lado, deberíamos pensar que le falta autonomía. Y la autonomía no se favorece estando encima de tu hijo, obligándole con tu presencia o sentándote a hacer los deberes con él (o incluso por él). Los músculos se ejercitan trabajándolos, y la autonomía también. Si no has conseguido que la adquieran con tu intervención directa, probemos a dejarles meter la pata y que intenten ocupar el espacio que les dejamos.
La autonomía significa que hagan las cosas por sí mismos y “desde dentro”. Efectivamente, si le dejamos autonomía, muy probablemente elijan hacer otras cosas o salgan corriendo de su escritorio. Eso es lo “maravilloso” de la autonomía, si es autonomía de verdad. Hay que contar con ello, pues sólo así hay ocasión para que el chico empiece a hacer lo que toca porque lo asume por sí mismo. Soy de la opinión de que el fruto merece pasar por este riesgo.
Dar un espacio y dejar un tiempo para sus tareas
Dejémosle a solas con los deberes y si se puede, en su propia habitación (mientras no debamos controlar, por alguna razón muy sólida el acceso a los medios digitales con conexión a internet). El tiempo de los deberes es el tiempo del estudiante, no el de los padres. Debe ser un tiempo definido, acordado previamente, en el que el estudiante sea libre para estudiar.
Merece la pena correr el riesgo de que no terminen en el tiempo propuesto, que no cunda el pánico. Si se quedan tareas por hacer se harán al día siguiente si todavía hay margen de tiempo para su entrega. Si no lo hay, quedarán por hacer, porque ya contaron con un tiempo suficientemente largo en el que era posible terminarlas (no hablamos de otras situaciones, claro).
Planificación de las tareas concreta
Es importantísimo que el tiempo esté cubierto con objetivos, con tareas concretas planificadas de antemano. El estudiante se enfocará mejor y aplicará mejor sus energías y su tiempo si parte de una planificación definida de las tareas, del estudio de esa tarde. Si vemos muy verde a nuestro hijo a lo mejor debemos apoyar en ese momento de definir el plan, presionar para que se haga y tenerlo presente ambos. Una vez definido ya sabemos de qué hablar cuando termine la sesión de trabajo de ese día y podremos dejarle solo en la lucha hasta entonces.
Desgraciadamente esa lista de tareas suele no estar clara para muchos estudiantes y podemos desesperarnos por el desorden y poca claridad que tienen sobre lo que deberían hacer. En mis años de tutor de bachillerato proponía a mis alumnos comenzar por construirse una agenda diaria de tareas con tiempos definidos. Es cierto que muy pocos lo hacían, pero los que hacían caso confesaban lo mucho que les ayudaba.
Una agenda virtual que planifica
Como sé que la lista de tareas que hacer “hoy” es uno de los puntos en que se falla habitualmente y sobre el que muchos tropezáis con vuestros hijos, os recomiendo usar una agenda virtual que planifica de forma automática las tareas. Creo que va a ahorrar mucho tiempo de todos y a eliminar mucho ruido, incluso ahorrará más de una discusión.
La app STUDEAM nace para resolver esta dificultad al ponerse a estudiar, la de no querer o no poder definir bien los objetivos con que se ha llenar el tiempo de estudio. Una vez que se introducen en la agenda virtual las tareas con los tiempos estimados de realización para cada una, esta agenda digital construye un plan concreto de trabajo. Está pensada para educar en gestión del tiempo y hábito de estudio, y como padre la usaría para zanjar las discusiones sobre lo que habría o no que hacer “esta tarde”, compartiendo la planificación establecida.
Pactar un marco de estudio
Propongo que la conquista de la autonomía y la adecuada gestión del tiempo de estudio empiece por un pacto con vuestro hijo. Hay que pactar un horario y una forma de trabajar. Al hacer los deberes siempre habrá que partir de un plan concreto que debe estar visible para todos. En el tiempo de ejecución del plan los padres nos retiramos totalmente y sólo al final podemos aparecer para preguntar lo que estimemos, a la vista de la planificación de partida.
Si vuestro hijo acepta los términos, no seamos guardianes severos siempre dispuestos a echarle en cara que no cumple bien con sus planes. Es un tesoro que nos comparta los resultados mediocres que va a ir alcanzando. Apreciemos su transparencia y transmitamos más ánimos que reproches, más esperanza que condenas, o lo perderemos. Tengamos paciencia y confianza, porque se trata de una larga guerra donde se perderán muchas batallas.
Creo que esto es suficiente para ayudar a nuestros hijos a hacer las tareas por sí mismos. A nuestros hijos les importa lo que pensemos de ellos y también agradecen que nos interesemos por lo que hacen cuando les salen bien las cosas. El chico necesita sentir que rinde cuentas cada día para mantener su esfuerzo y para eso ha de estar claro “de qué” rinde cuentas.
En el vídeo siguiente intento explicar a un estudiante algo mayor esta metodología con STUDEAM. Tal vez os sirva para construir ese pacto del que te he hablado. La herramienta en concreto facilita la ejecución, pero se puede hacer “a mano” igualmente, con paciencia y buena letra si verdaderamente se quiere mejorar.
Hay artículos en internet que pueden ofrecerte una visión más amplia y básica del problema. Te animo a buscar y a aprender lo que mejor pueda servirte para ayudar a tus hijos a aprovechar el tiempo de estudio y ganar autonomía . Te paso este ejemplo.
Para cualquier consulta o aclaración, estaré encantado de contestarte en luis@taskntime.org o si lo prefieres en el whatsapp + 34 671 836 555. ¡Mucho ánimo!
Luis Javier Álvarez Garrido
Director de Task & Time y profesor