Realidad y objetivo de los deberes
Sabemos que los deberes en Primaria tienen muchos detractores. Ciertamente existen informes y estudios internacionales que los desaconsejan en esta etapa, pero también hay muchos defensores y, sobre todo, prácticas escolares que no se cambian en dos días. Y es muy probable que si nuestros hijos están en Primaria tengan que hacer deberes, ya sean pocos o muchos. ¡Así que afrontémoslos positivamente para sacarles el mayor provecho posible!
En esta etapa los deberes pretenden los siguientes objetivos:
- Introducir al alumno en un trabajo autónomo del que se hace responsable
- Ejercitarse en técnicas de estudio para ir adquiriendo un buen hábito
- Reforzar el aprendizaje realizado en clase, repasar y consolidar.
No deben ser el momento principal del aprendizaje ni del estudio, ni tampoco ocupar mucho tiempo. Más bien al contrario, deben ocuparse con tareas que ya se saben hacer de clase. Deben excluirse tareas difíciles y nuevas por lo general, así como aquellos deberes excesivamente extensos por el tiempo que requieren.
De lo contrario desvirtuaremos su razón de ser y conseguiremos que la mayoría de los alumnos los aborrezcan. Unos deberes bien medidos y verdaderamente justificados pueden hacer un gran bien a los niños. Por ejemplo, los momentos repetidos de lectura personal, que les introducen en un hábito tan necesario.
El papel de los padres
La labor de los padres debe ir enfocada a la adquisición del hábito de trabajo, al cumplimiento decidido, optimista y diligente de la pequeña responsabilidad. Los deberes deben hacerse sin faltar y el trabajo ha de hacerse bien. Así que cada cual tendrá que ingeniárselas para demostrar a sus hijos que es importante hacerlos y hacerlos correctamente, con los mensajes adecuados a su edad.
Los padres pueden y deben saber si el chico tiene deberes, si se pone a hacerlos y si los hace de forma chapucera o concienzuda. No se trata de forzar al chaval a realizarlos con una batalla campal (en casos en que la resistencia puede ser muy grande). Mucho menos de hacer los deberes “con ellos” o “en su lugar”. Se trata de exigir a los hijos que cumplan con unas cuantas cosas sencillas pero importantes y que nosotros sepamos apoyarles adecuadamente:
- La agenda donde figuran debe estar al día y en orden. Y no vale el colchón del grupo de Whatsapp para sacar al hijo de su falta de responsabilidad. Podemos usarlo para enterarnos de lo que ignoramos, pero no para suplir el desorden, la indiferencia o la inconsciencia de nuestros hijos. ¡Se trata de ayudarles a madurar precisamente en esto!
- Está muy bien que el chico vaya al colegio sin los deberes hechos si no ha querido hacerlos o no ha podido como consecuencia de su negligencia. Hay que dejar que experimente las consecuencias normales de sus actos, que seguramente el profesor le hará ver con sus correcciones y nosotros reforzaremos con las nuestras a su vez.
- Pero, sobre todo, debemos ser conscientes de los logros de los chicos en el día a día para reforzarles positivamente. La mayor parte de las veces bastan sencillos mensajes de aprecio y reconocimiento por cada avance, o por sostener el empeño en hacer las cosas bien. Las recompensas deben situarse en lo ordinario y en lo personal, no tanto en premios materiales ni grandes regalos a largo plazo.
- Marcarles el momento de ponerse a hacerlos, de manera que sea lo antes posible.
- Limitarles el tiempo total dedicado a los deberes, los haya terminado o no. Empezamos a educar en gestión del tiempo. Las tareas deben tener su tiempo adecuado de realización. Si el niño se resiste, remolonea, se distrae continuamente y se tira un tiempo innecesario para terminarlos la solución no está en darles más tiempo. El tiempo nunca es “hasta que lo termines”.
- Velar porque haya un lugar, un entorno favorable al trabajo que sea habitual. Debe exigirse limpieza, orden, tranquilidad y luz adecuada.
- Insistir en una postura correcta del cuerpo. ¡Nunca se dará suficiente importancia a este punto!
- Si además podemos orientarles en la aplicación de sencillas técnicas de estudio, en la forma de estudiar y no tanto en los contenidos concretos de lo que tengan que aprender, hagámoslo también. Les será de gran ayuda en el futuro.
Siempre hay casos particulares que requieren una implicación especial de los padres o tutores de los chavales. Lo que hemos expuesto sería para una amplia mayoría.
Pero podría ocurrir que, habiendo hecho la adecuada supervisión, nos pareciese que hay una excesiva cantidad de deberes. ¿Qué podemos hacer entonces? En el próximo post os lo contamos