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¿Por qué casi nunca cumplo los planes?

Sí, hay que planificar el estudio. Muchos de nosotros pensamos que planificar el estudio detenidamente tiene poco sentido. Por más esfuerzo (y minutos) que pongamos y más usemos la agenda, rara vez cumplimos lo planificado. Parece que perdemos el tiempo en planificar porque siempre surgen imprevistos. Además, tomamos decisiones sobre la marcha que alteran todo nuestro propósito, calculamos mal los tiempos, infravaloramos las dificultades, nos cansamos, nos desanimamos o, simplemente, la realidad destroza nuestros planes. Ese día en que nos sentimos llenos de fuerza para cumplir con nuestros objetivos, llega la visita inesperada, nos pilla un catarro o nos deja el novio.

Estando así las cosas, ¿qué sentido tiene planificar de forma concreta y cuidadosa las tareas?, ¿no sería mejor empezar cuanto antes a estudiar e ir avanzando como podamos y hasta donde podamos? ¿Por qué no se ha inventado ya una agenda virtual que planifique por uno? (Por cierto, ¡ya existen! Espera al final, aunque si no tienes paciencia mira en STUDEAM, GO-KOAN, o SHOVEL). Si te haces estas preguntas, probablemente padezcas el síndrome de la planificación frustrada (no hay que asustarse, me lo acabo de inventar), una de las enfermedades típicas de la mala gestión del tiempo.

Es necesario planificar

Como cada persona es diferente, lo que vamos a proponer puede no ser lo adecuado para todo el mundo, pero será una buena orientación para la inmensa mayoría. El estudio debe ser planificado de manera correcta, aunque sea muy frecuente que el plan no se cumpla con exactitud, pues la realidad y nuestras expectativas son muy diferentes. Cuanto más planificamos, más nos damos cuenta de esta diferencia y podemos reducirla (aunque nunca eliminarla).

La planificación se hace para preparar nuestra acción, concentrar nuestros esfuerzos y fijar nuestra relación con el tiempo. Esta actividad nos previene de tomar decisiones impulsivas sobre la marcha, nos ayuda a mantener el rumbo y a saber cuándo nos estamos desviando. Sin planificación, nuestra conciencia del tiempo se debilita. Nos guste o no, el tiempo es un recurso limitado y cada tarea requiere de un tiempo adecuado para realizarla. El tiempo que merece cada tarea depende, no solo de la tarea en sí, sino también de las demás tareas con las que compite. Generalmente, estamos predispuestos a dedicar más tiempo a lo que más nos apetece y viceversa, sin atender a la asignatura que realmente lo necesita. Solo por esto, conviene partir de un propósito razonado: la planificación.

Organizar el estudio no es una tarea sencilla. Quien lo intenta lo sabe bien. Pero la alternativa «no organizarse», «no planificar el estudio», no aporta ninguna ventaja real. Me atrevo a decir que es mejor organizarse el tiempo con alguna planificación mediocre, que no organizarse en absoluto. La anarquía en la gestión del tiempo, también en el estudio, más pronto que tarde nos pasará factura.

Mayor eficacia, menor agobio

Cuando obtengamos un buen plan de estudio y tengamos un orden establecido, recuperaremos con creces el tiempo invertido en planificar. No tendremos que ir decidiendo sobre la marcha a qué tarea dedicarnos. Tener decididos los objetivos de antemano es siempre positivo, y nos permite un mejor control del recurso del tiempo. Cuando hay una planificación, la tensión se puede concentrar en ejecutarla, lo que aporta eficacia. En cambio, sin planificación, avanzaremos con incertidumbre hacia un lugar desconocido que depende de una decisión que tomaremos posteriormente. ¿Qué haré después y por cuánto tiempo?, ¿terminaré todas las cosas que me toca hacer? Esto ocurre cuando renunciamos a considerar pausadamente el conjunto y lo dejamos para el futuro. Planificar implica tomar decisiones, y esto puede agobiar a los más perfeccionistas, pero no tomarlas aumenta el agobio subterráneo de ir a ciegas.

Por otro lado, sobre una planificación podemos juzgar cómo de bien se nos ha dado y si hemos alcanzado los objetivos. De otra forma, esto es más difícil de saber, pero no porque se hayan hecho mejor las cosas, sino porque nos cubrimos con la ignorancia. El orden es necesario cuando se quiere ser eficaz y ahorrar tiempo. Se trata de gestionar mejor el tiempo.

Una app que ayuda a planificar: Studeam

Podemos concluir que el esfuerzo de planificar es rentable y necesario, y que su alternativa es, sencillamente, mala. Pero hay que reconocer que las agendas virtuales o las app de calendario no ayudan. Esto de organizarse las tareas de estudio o los deberes todavía lo hacemos fundamentalmente a mano, lo cual es poco ágil si queremos actualizar la planificación con limpieza y sencillez. Por eso acaban de aparecer los primeros planificadores del estudio. Nosotros conocemos solo tres: STUDEAM, GO-KOAN y SHOVEL. Para todo lo expuesto te recomienzo el primero. Sobre los planificadores automáticos del estudio en general puedes leer este post.

Si te da pereza planificar, o eres de los que decide empezar cuanto antes, prueba nuestra aplicación STUDEAM. Está pensada para que la parte más pesada y aburrida de la planificación la resuelva de manera automática un programa inteligente. Ya no habrá excusas, porque el tiempo que tardarás en tener una planificación objetiva se reducirá al tiempo que tardes en introducir las tareas que tienes que hacer. Puedes echarle un vistazo en el tutorial que ves a continuación. Olvídate de tomar varias decisiones que, en el fondo, son repetitivas y concéntrate en ejecutar el plan. 

A mí, personalmente, me desgradan las agendas y me da pereza organizarme bien. Las agendas no me parecen prácticas porque están pensadas para anotar eventos, más que para planificar. Reconozco que la impulsividad y mis preferencias me juegan malas pasadas cuando calculo los tiempos y decido el plan de cada rato de trabajo. Por eso, desde Task & Time hemos luchado para crear una agenda que planifica de forma automática el estudio y los deberes. Studeam es la app inteligente para planificar de forma dinámica y sin excusas, y así mejorar tu gestión del tiempo. La tecnología no puede ahorrarnos el esfuerzo de la disciplina, pero sí puede facilitar la cura del “síndrome de la planificación frustrada”.

 

Luis Javier Álvarez Garrido

CEO en Task & Time