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Studeam facilita la transparencia para lograr un buen hábito de estudio

«Educar el hábito de estudio: transparencia», ¿por qué? La transparencia era el segundo de los resortes de que se valía Studeam para contribuir al logro de un buen hábito de estudio, según expusimos en el post anterior. Si has llegado hasta aquí es porque te interesa educar el hábito de estudio y conocer cómo Studeam (la app de planificación de tareas de estudio y deberes) promueve un buen hábito de estudio al propiciar la transparencia en el estudio del nuestros hijos o nuestros alumnos.

Nada mejor para movernos a la acción que tener a otro que la espera en tiempo oportuno y que ese otro nos importe. Unas veces nos importa porque tiene un poder sobre nosotros que nos hace temer las consecuencias o disfrutar de los beneficios que puede decidir ese tercero. Es el caso del profesor que nos puede poner mala nota o del padre que puede privar de ciertos beneficios a su hijo.

Otras veces nos importa porque nos une un lazo de aprecio o amor que nos motiva especialmente. Pensamos en el profesor motivante cuyo aprecio por nosotros nos empuja a esforzarnos por cumplir lo que pide. Nos importa mucho lo que piense de nosotros y queremos corresponderle. Mucho más debería ocurrir con los padres (aunque esto falle tantas veces).

 

Seguir y evaluar el hábito de estudio

Ciertamente muchas cosas no las haríamos si no existiera quien las espere, las necesite o las exija. En nuestro caso, si un profesor le pide ciertas tareas a un estudiante, llegada la fecha le exige su entrega y puede evaluar su trabajo, pero no se suele ver cómo ha ejecutado esas tareas. Al menos no resulta claro: ¿lo ha hecho todo de prisa en el último momento? ¿Se preparó el examen sin dormir la noche anterior? ¿O estuvo trabajando de forma regular cada día, sin “atracones”? ¿Tiene un buen hábito de estudio?

La cosa no es baladí. Se trata de un objetivo formativo fundamental porque la forma de trabajar es muy importante. Pero este objetivo rara vez se concreta en una metodología que permita su seguimiento y evaluación. Hasta la fecha, su tratamiento es normalmente indirecto, derivado de que el alumno tiene que gestionar bien su tiempo para garantizar que cubre los objetivos de entrega.

En cambio, si se dispone de una planificación de referencia a la cual pueden remitirse tanto el estudiante como el supervisor (sea el padre, el profesor o el pedagogo), la transparencia y el seguimiento se hacen más sencillos. El primero sabe lo que se espera que intente hacer en cada periodo de estudio, el segundo sabe qué tiene que comprobar, por qué tareas debe preguntar. “Enséñame lo que has hecho hoy de matemáticas”, demandará el papá, sin que su hijo se sorprenda. ¡Y eso lo cambia todo! Saber que hoy habría que haber hecho todas estas cosas es algo muy bueno para las dos partes. Si no se cumplen debe haber una buena razón o simplemente algo que mejorar en adelante en la lucha por lograr un buen hábito de estudio. A esto nos referimos con «Educar el hábito de estudio: transparencia».

Recapitulación: Metodología de gestión del tiempo para un buen hábito de estudio

En el post anterior apuntábamos que el autoconocimiento y el autocontrol contribuyen a lograr un buen hábito de estudio y son dos factores importantes que influyen en el rendimiento académico. Pensamos que este método de gestión del tiempo los facilita y potencia, además de hacer más sencillo el paso a la acción: ponerse a estudiar. Aprender a organizarse bien es más sencillo si se tienen unas pautas definidas, un método de aplicación diaria que pueda ser el catalizador de un mejor hábito de estudio.

A estos elementos sumamos ahora la bondad de la transparencia para el seguimiento y evaluación del hábito de estudio que Studeam hace posible. Sin embargo, esta transparencia de por sí no es suficiente para que sea motivante. Deben reunirse unas condiciones marco para que no se vuelva en contra de nuestro objetivo. Pero esto será ya materia de un nuevo post.